LAS PREOCUPACIONES ENSEÑAN.
Hay muchas preocupaciones que pueden agobiarnos, pero, cuando las dejamos EN LAS MANOS poderosas de Dios, Él nos ayuda a atravesar las pruebas.
SEÑOR, GRACIAS PORQUE LAS PREOCUPACIONES NO TIENEN POR QUÉ AGOBIARNOS. AYÚDANOS A COLOCARLAS BAJO TU CUIDADO, PARA QUE EL FUTURO NO NOS GENERE TEMOR.
La preocupación es un peso que Dios nunca planeó que cargáramos, por lo tanto, nuestra actitud debe ser de plena confianza y regocijo, esperando con paciencia y ánimo que las promesas de nuestro Salvador Jesucristo sean cumplidas.
¡Oh Señor, cómo se han multiplicado mis adversarios! Muchos se levantan contra mí. Muchos dicen de mí: Para él no hay salvación en Dios.
Más tú, oh Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé al Señor, y El me respondió desde su santo monte. Yo me acosté y me dormí; desperté, pues el Señor me sostiene.
No temeré a los diez millares de enemigos que se han puesto en derredor contra mí. ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Porque tú hieres a todos mis enemigos en la mejilla; rompes los dientes de los impíos. La salvación es del Señor. ¡Sea sobre tu pueblo tu bendición!
Salmos 3:1-8.