Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
Hebreos 9:27
(Jesús dijo): El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:24
Autopistas asesinas
Regularmente se nos recuerdan las más sombrías estadísticas referentes al número de muertos en las autopistas. Policías y agentes de tráfico anuncian controles reforzados, se difunden imágenes pasmosas y los medios de comunicación divulgan las altas cifras de accidentes.
Pero cada fin de semana o en época de vacaciones se constata lo peor: los accidentes en carretera permanecen como una de las primeras causas de mortalidad en varios países. ¡A cuántos, que nunca más volverán, se esperará en vano esta noche o en la madrugada!
No siempre podemos pensar en el accidente que podría ocurrir cuando hacemos algo. Pero mientras vivimos, seamos bastante lúcidos para formularnos esta pregunta: ¿Qué es nuestra vida? ¡Frágil, efímera, pero de gran valor! Sólo la Escritura nos enseña verdaderamente acerca de la vida, de la muerte y de lo que le sigue.
Ella nos explica que Dios quiere la felicidad del hombre, pero que éste arruina todo al rechazar a su Creador.
Nos advierte que después de la muerte cada uno deberá ser juzgado por Dios, pero también que él es paciente para con todos los hombres.
Quiere que cada uno se vuelva a él por la fe en Jesucristo, a fin de vivir desde ahora en relación con él y estar preparado para, cuando llegue el momento, dejar esta vida y hallar otra mucho mejor.