Extracto tomado del libro Antes del Amén de Max Lucado
Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que los enseñara a orar, él les dio una oración. No un sermón sobre la oración. No la doctrina de la oración. Él les dio una oración citable, repetible, manejable (Lucas 11:1-4)
¿Puedes usar tú la misma?
A mí me parece que es posible resumir las oraciones de la Biblia en una. El resultado es una oración de bolsillo, sencilla y fácil de recordar:
Padre,
Tú eres bueno.
Necesito ayuda, Sáname y perdóname.
Ellos necesitan ayuda.
Gracias.
En el nombre de Jesús, amén.
Permite que esta oración marque el paso durante tu día. Al comenzar tu mañana: Padre, tú eres bueno. De camino al trabajo o mientras transitas por los pasillos del colegio: necesito tú ayuda. Mientras esperas en la fila del supermercado: ellos necesitan ayuda. Mantén esta oración en tu bolsillo según transcurre el día.
La oración, para la mayoría de nosotros, no se trata de un retiro de un mes, ni siquiera de una hora de meditación. La oración es una conversación con Dios mientras manejas al trabajo o esperas tu turno en una cita, o antes de interactuar con un cliente. La oración puede ser la voz interna que dirige la acción externa.
Algo sí es seguro: Dios te enseñará a orar. No pienses ni por un minuto que él te mira desde la distancia, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, esperando a que corrijas tu vida de oración. Lo cierto es justo lo opuesto “Yo estoy a la puerta, y llamo; si oyes mi voz y me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo” (Apocalipsis 3:20)
Jesús espera en el poche. Se para en el umbral. Y toca… y llama. Él espera a que tú le abras la puerta. Orar significa abrirla. La oración representa la mano de fe en la perilla de la puerta de tu corazón. Es el tirón dispuesto. La alegre bienvenida a Jesús “Adelante, Rey. Adelante, entra”
CONCLUSION:
Usa este momento para sincerar ante Dios en cuanto a cómo está hoy tu vida de oración y donde quieres que este. He aquí algunos pensamientos que pueden ayudarte a comenzar:
Padre: Tú eres un Padre que desea hablar con su hijo.
Tú Eres bueno: Tu Hijo nos dio el ejemplo perfecto sobre cómo orar.
Necesito ayuda: Quiero orar como Jesús lo hacía, ¿Me ayudarías a orar más como Él? Te ruego, por favor, que deseches cualquier cosa que me aleje de la oración, dudas, distracción, e ajetreo de la vida… (Cuéntale a Dios lo que te aleja)
Ellos necesitan ayuda: Señor, también te presento a mis seres amados y su vida de oración. (Preséntalos a Dios usando sus nombres)
Gracias: Gracias por enseñarnos como orar y ser un Dios personal que quiere escucharnos y hablarnos.
En el nombre de Jesús, amen.